A medida que hemos reducido la prevalencia de enfermedades infecciosas, ha ido aumentando la patología autoimmunitaria.

Tener autoinmunidad significa que nuestro sistema immune ha perdido la capacidad de regulación que le permite discernir entre agente externo y nocivo y agente propio e inocuo y, a raiz de ello, ataca estructuras propias como si fuesen amenazas a eliminar.

En el momento de ayudar a personas con autoinmunidad es necesario entender su historia personal para detectar los factores desencadenantes (alimentación inflamatoria, estrés emocional, tóxicos, infecciones, alteración circadiana…). Una vez detectados, empezaremos a trabajar para resolver estos inputs inflamatorios y podremos apoyar los processos de inmunorregulación con nutrientes esenciales (vitamina A, vitamina D, omega-3…).

En muchos casos podremos conseguir un mejor control de la enfermedad y sus síntomas. Incluso, en algunas ocasiones podremos conseguir la remisión completa.

¿Tienes alguna enfermedad autoinmune diagnosticada o sabes de alguien a quien se la hayan diagnosticado?